miércoles, 30 de julio de 2008

El petróleo y el estado mexicano

Es la pólemica actual, la izquierda se niega y la derecha lo promueve, el caso es que podríamos ver los últimos días de la legendaria PEMEX.
Desde la histórica expropiación hecha por el presidente Cárdenas, en que el pueblo ayudó a pagar las indeminzaciones y festejó la compra de "su" empresa. Pero el gusto le duró poco, puesto que PEMEX, y siendo el petróleo motor de nuestra civilización, se convirtió en la mina de oro del PRI, que lo explotó sin misericordia, no recuerdan cuando el famoso Chava, el líder de PEMEX, se iba a Las Vegas a jugarse dos millones de dólares los fines de semana. Y eso que no hablamos de las prestaciones de los obreros, cuando yo era niño conocí a un señor jubilado de PEMEX, que mientras mi viejo se rompía el lomo para apenas sacar para mantener nuestra casa, el señor aquel ya no se preocupaba por su futuro, se había comprado un depto de lujo. Sólo salía al parque a recordar a sus amantes.
Pero el tiempo no perdona, y el saqueo no puede eternizarse.
Hoy Pemex es una industria vieja, anquilosada, aunque todavía mantiene al país y la clase gobernante. El petróleo es cada día más valioso y Pemex, con sus técnicas de los 60, ya no es operativa, ni el gobierno es capaz de actualizarla, por lo que lo único camino es... venderla al mejor postor, de la misma manera como se remataron todas las empresas del gobierno en los 70 y 80. La experiencia dice que la publicidad por tele siempre ha convencido al popolo de lo que mejor le conviene es lo dice papá gobierno, así que aunque la izquierda haga berrinche e invoque la constitución, al pueblo, como diría el gober piadoso:
"!Le vale madre!".
Y después de un tiempo nos venderán, a precio de oro, nuestro propio petróleo convertido en gasolina, gas y plásticos y otros derivados.

Eso sólo sucede en México, país en el que todo es posible.

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