jueves, 25 de febrero de 2010

Hoy cumplo 50

Sí, hoy es el día, me siento bien, quizá un poco desvelado porque ayer estuve vaciando caguis con Mi Compa Torres, José Alejandro Torres, para ser más exactos, un talentosisimo poeta, escritor, y crítico burlón y feroz de los farsantes del medio literario nacional, lo que le ha acarreado no pocos problemas con tales personajes, que no permiten que nadie los toque.
Nos conocimos hace años y de inmediato congeniamos y a pesar de algunos periodos en que no nos vimos por cuestiones de mi ex, que lo culpaba de un desagradable altercado que tuvimos, en que hasta empujones hubo, de ahí en adelante, hemos compartido chelas, letras y desilusiones y también alegrías.

No olvido por supuesto a Anita Rivera, su esposa y Mi Coma por excelencia, una simpática y también talentosa chica.

Va también un abrazo muy fuerte para todos los que han pasado hasta ahora por mi vida; en primera Doña Esperancita y Don Federico, puesto que sin ellos no estuviera aquí, a mi hermanito Federico (el Tomi original)
Y ahora a las bellas: a la inolvidable Magos, a la guapa rubia Marilyn, a Cati la morena del cuerpo espectacular, a Normis y su juventud maravillosa, a Gaby, que a pesar de lo fugaz de nuestra relación, fue inolvidable. A esa auténtica dama de ojos profundos y hermosos, la Bruja Lunar, al lobito y su caderas donde se eclipsaba el mundo. Y a Lulú, que cayó del cielo para renovar mi fe en la vida, a todos les debo algo por hacerme la vida mejor.

A mis carritos, a mi depto, a Gaby, a Karinita, bellas y jóvenes poetas, a esta ciudad que he visto decaer día con día...

A muchos que ya tendré ocasión de narrar

Y ahora, mejor lean el texto de Mi Compa y diviertanse, creo que ni mandado a hacer quedó para este día tan especial.





BAILANDO CON MI SOMBRA

O

DE CHOCHOS, CHELAS Y CARRITOS

BIOGRAFÍA CASI AUTORIZADA DE ALDO ALBA

Musical minimalista en tres actos






























Prólogo


Hace algunos meses, mientras sobrevivía a una crisis espiritual y existencial muy intensa, tuve una entrevista desagradable con cierta sicoanalista. La mujer en cuestión quiso demostrarme sus capacidades freudianas mirándome fijamente a los ojos, sin parpadear, y sin demostrar un solo gesto ante mis revelaciones. Poco a poco, conforme mi confesión se volvió más íntima, la sicoanalista no pudo resistir más su actitud de “pirita dórica”, diría Lezama Lima, y comenzó a fruncir el seño y a demostrar con su mirada que estaba a punto de estallar. Adiviné, esto es un prejuicio que tengo desde niño, que la mujer de buena gana, por lo que me decía su mirada, me habría lanzado de su consultorio sin dar más explicaciones; pero con todo la mujer soportó, y yo aproveché eso para dar rienda suelta a mis obsesiones y perversiones más ocultas, que en realidad no son más que fantasías de un ser con demasiada imaginación.
Al final de mi monólogo la sicoanalista me cuestionó: “Noto que a usted le preocupa mucho ser congruente con lo que dice y hace”. Le contesté que no concebía otra forma de vida. Que para mí el dicho y el hecho van de la mano y que quien no ponga en práctica esto es un falso, un hipócrita o un ser que no conoce la libertad.
En definitiva esta opinión le desagradó a la mujer y esta vez no trató de fingirlo. Extendió la mano para pedirme lo que le correspondía por sus servicios y me lanzó a la calle sin importarle que yo tuviera en mente contarle algunos de mis traumas infantiles.
A pesar de las terapias con otras sicoanalistas -no entiendo por qué siempre tienen que ser mujeres- no he cambiado de opinión. Sigo viendo sólo dos colores: el blanco y el negro. Este daltonismo existencial me ha causado muchos problemas, pero también me ha enseñado que en estas épocas ser de UNA SOLA PIEZA, como decían los antiguos, representa casi ser un fenómeno de la naturaleza y a la vez un orgullo.
Para ser hombrecito no basta usar pantalones ni tener una actitud machista, hay que ser congruente con lo que se dice y se hace –que el público perdone mi intolerancia- y uno de esos hombres es Aldo Alba.
Mi compadre, como le llamo de cariño pues en la práctica no lo es, es un dechado de lealtad, de fraternidad y de honestidad; virtudes que en estas épocas son verdaderos defectos de carácter. Su exceso de lealtad le ha acarreado problemas, sobre todo con las mujeres abusivas, sobran por cierto, que se han inmiscuido en su vida, porque en realidad mi compadre es un anacoreta consumado, un San Antonio en su ermita. He llegado a la conclusión de que en otra vida fue uno de esos monjes budistas que jamás han visto a una mujer.
El mundo material, la avasalladora y cruel corriente del capitalismo, quiere extinguir a esta clase de seres. Pero Aldo sale bien librado de esta batalla dándole preferencia, ya que no lo puede evadir, al mundo en su forma menos dañina, me refiero a lo virtual. Mi compadre vive conectado, en sus oídos, con un ipod nano, su mirada casi siempre está puesta en la pantalla de una laptop o de una computadora. Esa es su forma de aislarse y al mismo tiempo de mantenerse al tanto y en contacto con el odioso mundo.
Mi compadre es lacónico por elección y por genética. Tiene la virtud de mantener la boca cerrada y de no meterse en problemas, como otros, me incluyo, por las tonterías o disparates que por accidente pueda pronunciar.
Hace poco, con la caída estrepitosa de este país cuya situación cada vez se acerca más a la de Haití, mi compadre, como muchos mexicanos, cayó en desgracia económica. Cabe aclarar que Aldo Alba tiene un renombre bien justificado en el mundo de la Ciencia Ficción. Recuerdo una de sus presentaciones, un lleno pletórico en la Casa del Poeta, una presentación a la cual asistió la crema y nata de la literatura en México. Recuerdo a muchos lisonjeros que no dejaban de alabar a Alba, a mujeres que se formaban para tener un recuerdo del escritor, y a otras que por lo menos se querían llevar un beso como premio de consolación por no tener a ese creador con ellas en la cama.
Con la desgracia, con las deudas, vino el olvido. Aquellos lisonjeros jamás preguntaron por la condición de Alba. Las mujeres se olvidaron de él, lo desdeñaron, los lectores se olvidaron de uno de los mejores escritores de Ciencia Ficción. ¿Dónde habían quedado esos falsos amigos y admiradores?
Así pues, al plantearme la creación de una biografía de Aldo Alba, pensé en ser coherente. Al principio concebí una novela narrada en primera persona. Quería hacer un ejercicio semejante al Mascarón de Prosa de nuestro poeta Francisco Hernández. Quería disfrazarme de Aldo Alba y escribir lo que sentía; pero eso me pareció imposible, al menos para mí.
Aldo Alba es un melómano consumado, no puede vivir sin música. Sin duda en él, mejor que en nadie, se aplica esa sentencia de Nietzsche: “Sin música la vida sería un error”. Es además un “teatrero”, así les decimos los de Letras Hispánicas a los de Literatura Dramática, consumado, magistral y poderoso. Por ello preferí escribir una obra musical, dividida en actos. Dios y los teatreros perdonen mi osadía.
La siguiente es una pieza teatral que resume simbólicamente la vida de Aldo Alba, un hombre cuyos dichos y hechos son los más congruentes de este planeta.

José Alejandro Torres
Enero de 2010
México, D. F.




Acto I

Primera escena

Estancia rectangular de 2 x 3 metros. Hay una puerta metálica en una de las paredes que tiene una pequeña ventana por la cual entran algunos rayos de sol. Hay una mesa de plástico, transparente, con plataforma de cristal. En las paredes, hay una serie de repisas donde se apilan toda clase de juguetes. Frente a la mesa, sentado en una silla de madera, se encuentra Aldo, manipulando el mouse de una laptop que tiene frente a sí. Al lado de ésta, hay una caguama Corona, casi vacía. En el fondo de la estancia, frente a Aldo, hay un piano destartalado, sin teclas, con rayones y del cual proviene la siguiente canción:


The piano has been drinking
My necktie's asleep
The combo went back to New York, and left me all alone
The jukebox has to take a leak
Have you noticed that the carpet needs a haircut?
And the spotlight looks just like a prison break
And the telephone's out of cigarettes
As usual the balcony's on the make
And the piano has been drinking, heavily
The piano has been drinking
And he's on the hard stuff tonight

The piano has been drinking
And you can't find your waitress
Even with the Geiger counter
And I guarantee you that she will hate you
From the bottom of her glass
And all of your friends remind you
That you just can't get served without her
The piano has been drinking


Aldo Alba mueve sus dedos al son de la música, pero en realidad pulsa las teclas de su laptop. Cabecea de vez en cuando debido a su estado de ebriedad.

The piano has been drinking
And the lightman's blind in one eye
And he can't see out of the other
And the piano-tuner's got a hearing aid
And he showed up with his mother
And the piano has been drinking
Without fear of contradiction I say
The piano has been drinking

Our Father who art in ?
Hallowed by thy glass
Thy kindom come, thy will be done
On Earth as it is in the lounges
Give us this day our daily splash
Forgive us our hangovers
As we forgive all those who continue to hangover against us
And lead us not into temptation
But deliver from evil and someone you must all ride home


The piano has been drinking
The piano has been drinking
The piano has been drinking
The piano has been drinking
The piano has been drinking

Este verso se repite una y otra vez mientras Aldo cabecea con más intensidad y poco a poco se olvida de la pantalla de la laptop para concentrarse en el ritmo del verso. De tal forma, mueve sus manos creyendo, ahora sí, que toca el piano.

The piano has been drinking
The piano has been drinking
The piano has been drinking
The piano has been drinking
The piano has been drinking
(se repite durante dos minutos)

Aldo Alba queda en estado vegetativo. Se cierra el telón.

Segunda escena

Ha desaparecido el piano. De nuevo Aldo Alba manipula el mouse de su laptop. En el fondo del teatro se proyecta lo que Aldo mira.
En la proyección aparece Charles Bukowski, durante una entrevista. A su lado tiene a una mujer. De pronto Bukowski comienza a molestarse por los comentarios de ella. La mujer lo cuestiona una y otra vez, parece sacarlo de sus casillas a propósito. De pronto el viejo Bukowski se recuesta para patear a la mujer. En ese momento Aldo imita los movimientos que ha visto, pero sentado. Patalea una y otra vez y la escena en la pantalla se repite, como disco rayado. Al mismo tiempo se repite el audio con los gritos de Bukowski y las expresiones de sorpresa del camarógrafo que dice una y otra vez: “¡Uh, Oh!”
Ahora lo que se proyecta en la pantalla es el cuerpo de una mujer desnuda. Aldo patalea con más fuerza y desesperación, mientras aún de fondo se escuchan los gritos del anterior video y el” ¡Uh, Oh!”, del camarógrafo.
Poco a poco ese sonido va a desapareciendo así como la imagen que se va mezclando con la escena de la película Naranja Mecánica en la que Alex y sus compañeros entran a la casa del escritor. Alex hace una caravana y comienza a cantar Singing in the rain, mientras patea al escritor y golpea con su bastón a la esposa de aquél y a sus amigos. Aldo imita, aún sentado, los movimientos y patadas de Alex mientras tararea la misma canción. Con el “dubi dubi du”, “dubi dubi du” de Alex, la escena se va mezclando con el piano introductorio de la canción Azul, de Agustín Lara, interpretada por Toña la Negra.
Corre toda la canción Azul. Aldo llora, grita y gime aún sentado.



Fin del primer acto

miércoles, 24 de febrero de 2010

Cuando me di cuenta que tenía 50

Ni siquiera me había dado cuenta, puesto que estaba afectado por el síndrome de Peter Pan, hoy estoy curado, del síndrome, no de los 50. Me imaginaba que estaba en 1995, con Cati y su maravilloso cuerpo, en aquellas épocas en que salía a correr al canal de Chalco antes de que fuera criminalmente asesinado por unidades habitacionales sin ton ni son… o más atrás, a 1985, cuando era joven y guapo; tanto que una chica muy bella se enamoró se mí. Y la perdí, a ella y a muchas más.
Y ya el tiempo me alcanzó y a mi manera fui lo que quise: nunca trabajé en un banco, no tengo coche, ni casa, ni esposa, ni hijos. Aguanté dos jefas algún tiempo, pero no mucho y le debo miles de pesos a los bancos, y no les he pagado.
También he recorrido todo el camino del mundo editorial, de mozo a editor, pero en sentido inverso, ja, ja, ja.
Hoy amanecí y me di cuenta que mañana cumpliré 50 años. Soy un viejo que dejó atrás la juventud para desbarrancarse al tobogán de la vejez y las malditas enfermedades. Mientras no dejaré de brindar por ellas con Cerveza y Coca Cola y espero que no me alcancen muy rápido
Un vejete al que entra la prisa por escribir, aunque nadie corrija mis textos.
A veces, me ataca el deseo de hacer lo que no hice en 25 años, de poder seguir amando a alguien mientras pueda. Con la amargura por no haberme disuelto en alguna bebida, o derretido en la banqueta en un día soleado de esos que a veces tanto he odiado en mi vida, dejando una mancha de grasa de cerdo, sangre y semen; como cuando desfilaron las meseras de Hooters en patines, con sus largas piernas y sus fabulosos pechos.
Nunca calenté un biberón a las 3 de la mañana.
Soñé con mundos de triunfos, violencia y lujuria, para luego despertar a mi mundo de deseos insatisfechos y lujos incumplidos.
Mañana cumplo 50…