jueves, 21 de enero de 2010

Reporte anual

Ya se cumplió un año de que se fue Lety.
Todo fue precipitado, inesperado, horripilante, puesto que se fue de un día para otro, por cuestiones ajenas a nosotros, ella decidió que su lugar estaba cuidando a su mamá, que perdiendo el tiempo conmigo.

Al principio pensé que me caería bien un poco de soledad, aunque no para la paparrucha esa de "encontrarme a mí mismo" puesto que nunca he sabido en dónde estoy.Pero sí para invitar amigos, beber, fumar,desvelarme, llegar a la hora que quisiera, ver y escuchar lo que se me diera la gana, no limpiar... Todo aquello que desespera a las parejas.

Así fue, los primeros cuatro meses me la pasé con mis Compas, bebiendo chela los fines de semana, hasta la madrugada, riendo a carcajadas, escuchando a Don Cheto, pensando en cómo sería mi próxima novia, hasta llegué a creerlo.

Pero los meses pasaron y todo se fue cubriendo de la neblina de la soledad. Ya me regañó el casero por hacer escándalo, no fumo. Y estoy sentado aquí, viendo como la sombra negrísima del olvido vuela en círculos y la chela se amarga con el recuerdo de aquellas mañanas, tardes y noches en que la lobita alegraba esta casa. Y no se diga las noches delirantes en que recuerdo cuando hacíamos el amor y su bello cuerpo me hacía sentir que nada me faltaba.

Los Compas están en otra etapa de su vida y ya no vienen.

Es cierto que pensé emular a San Antonio y su vida de privación y ascetismo, pero no tan rápido.

martes, 5 de enero de 2010

¿Oh, Dios, qué me pasa?

Según pasan los años me parecen cada vez más detestables las multitudes. El pasado fin de semana visite dos tianguis, el de la San Rafael y uno cercano a mi casa y el resultado fue igual. Desesperación, asco, preguntas sin respuesta. Gente, gente, gente, por todos lados, apestosos, perfumados, snobs, en cierto momento me sentí como esos protagonistas de película que de pronto enloquecen y caen de rodillas en medio de la multitud, mientras gritan, lloran y moquean y nadie les hace caso, además.

Pienso que la Tierra estaba bien sin los humanos, debe haber sido una delicia haber visto el planeta en el Jurásico tardío o en la edad del hielo, sin nosotros.