martes, 24 de abril de 2007

Aborto, la polémica
Está a unos minutos que se discuta y , en su caso, se autorize la ley de despenalización del aborto en la ciudad de México.
Y el asunto, que bien podría quedarse en un simple acción de salud pública o de elección personal se ha convertido en un campo de batalla en el que la ultraderecha, la derecha, Serrano Limón, la iglesia católica, empresarios mochos, pero ya incluidos en Forbes, y medios de comunicación meten su cucharota.
Los retrógrados amenazan con excomunión, pena eterna, llamas del infierno y si es necesario terrenales golpizas y atentados.
Aunque todo se reduce a que ningún sujeto se entrometiera en la vida de otro para ordenarle qué debe hacer.
Si Serrano y sus seguidores son más duros que San Agustín, adelante, que hagan vida monástica y les enseñen a sus hijos el catecismo decimonónico, si monseñor desea mandar a su grey al averno por atreverse a "matar a un inocente" allá él.
Si los medios de comunicación están contra "el asesinato de inocentes" y no voltean hacia Iraq, y sólo ponen espectaculares para espantar a los ignorantes, malditos sean.
Pero de ahí a que se conviertan en Moisés y quieran imponer a sangre y fuego sus creencias están mal, muy mal.
El que se despenalize el aborto no quiere decir que se van a formar colas y todas las mujeres lo tomen como moda.
El aborto es un suceso desagradable por el que no quiere pasar ninguna chica (o grande), y que se realiza por muchos motivos.
Pero no es un asesinato; todavía hoy se discute en qué momento un producto es humano, acaso como pregonan los duros, el humano lo es desde la mórula, porque si es así, se debería empezar a prohibir las vacunas y los antigripales, puesto que matan organismos más complejos que esa célula que se está dividiendo y que será un humano con el tiempo.
¡Qué absurdo! Decir que los perredistas son discípulos de Herodes, de Eichman, de Mengele.
¡Vaya país!, ni en Italia, que tiene al Vaticano enquistado, hacen estos dengues por el aborto que nos hablan de tiempos y ideas tan remotas que están olvidados, menos en México y en Estados Unidos.